La modificación del rol femenino dentro de la sociedad fue determinante durante los inicios del siglo XX. Las mujeres y su relación con la ciudad, su presencia en territorios más allá de las paredes del hogar, junto con la adopción de los avances tecnológicos, hicieron de ellas promotoras activas de las ideas de la modernidad. Esto se vio reflejado principalmente en la rápida transformación de la vivienda moderna y en la aparición de nuevos géneros arquitectónicos. Todo ello se vio expresado en la prensa mexicana.
Female role modification in society was crucial during the early twentieth century. Women and their relationship with the city, their presence in territories beyond the walls of sweet home and the adoption of technological advances made them active promoters of modernity ideas. The impact, mainly, was reflected in the quick transformation of modern housing and new architectural genres emergence. All those phenomena were shown on Mexican newspapers.
Gran parte del sector femenino de la sociedad mundial abrazó con entusiasmo las utopías del mundo moderno durante las primeras décadas del siglo XX. El cambio más radical fue la reconfiguración del papel social de las mujeres, verdaderas protagonistas de la modernidad. Esta reconfiguración tuvo dos aspectos revolucionarios contundentes. Por un lado, importantes movilizaciones sociales a favor de reconocer los derechos de las mujeres, además del activismo y la presencia política.
El rol femenino principal e idealizado estaba relegado a cumplir con las labores del hogar y el cuidado de la estabilidad familiar. Pero es un hecho que muchas mujeres tuvieron que salir a ganarse el pan, luchar por sus hijos y por sus derechos como trabajadoras.
En la práctica no existía gran diferencia entre las mujeres en la nueva situación de dependencia económica y en la situación tradicional de inferioridad. En ambos casos, el hombre era el sexo dominante, mientras las mujeres eran seres humanos de segunda clase. Dado que no tenían derechos ciudadanos, no cabe siquiera denominarlas ciudadanas de segunda clase. En ambos casos, la mayor parte de ellas trabajaba, tanto si recibían un salario como si no.
La presencia femenina laboral abrió una brecha generacional que se vio reflejada con un incremento importante de mujeres tituladas en las universidades. Pocas fueron a las que se les consentía tener acceso a estudios superiores en instituciones educativas. De manera general, socialmente se les permitía, como parte de un sustento digno, formarse dentro del magisterio.
Las virtudes sociales de la mujer ideal promovían una imagen en la que se debía ser recatada, instruida mas no demasiado culta, obediente y discreta. La instrucción básica de las niñas, además de leer, escribir y hacer cuentas, se completaba dentro de las paredes del hogar, donde se aprendía a bordar, cocinar, tejer, hacer manualidades, recitar y tocar algún instrumento. Debía ser suficiente para ser capaz de llevar una administración familiar escrupulosa.
Según Mark Sullivan, la vieja visión de las mujeres como débiles e indefensas comenzó su transformación con la aparición de un invento de finales del siglo XIX: la bicicleta.
Sin duda, el grito de la moda liberador más sorprendente, socialmente hablando, fue el corte de cabello por arriba de la nuca, mucho más que la pérdida del corsé y el surgimiento de las faldas cortas.
A partir de la década de los veinte, una vez iniciado el proceso de pacificación y modernización en México, comenzó un despliegue propagandístico gubernamental, con un elocuente discurso moderno, que se apoyó en la construcción, los avances técnicos y tecnológicos como resultados tangibles de los triunfos de la Revolución mexicana. Los principales diarios del país, a partir de 1921 (primero
La publicidad de los primeros electrodomésticos se enfocaba en proponer al público femenino como su principal consumidor. Su objetivo fue hacer más simples las tareas del hogar y el cuidado de los hijos con la promesa de otorgarles más tiempo para sí mismas. Se presentaban como un invento fantástico, aliados femeninos.
La magia que es posible encontrar en la vida moderna está lejos de agotarse, pues casi a diario presenciamos un nuevo triunfo de la maga, de la incansable trabajadora: la electricidad, en el sentido de aminorar más y más los trabajos pesados en las faenas de la casa.
Las mujeres de clases más acomodadas contaban con empleados domésticos que se encargaban de las tareas mientras la madre de familia supervisaba. A las niñas, que se les inculcaba desde el juego mismo a las obligaciones futuras, con la visión moderna, se les comenzó a enseñar cómo tener tiempo libre para ellas, principalmente dedicado a la diversión.
¿Cuál es la muchacha que no se muestra orgullosa de haber recibido en su juventud todo el conocimiento necesario? En aquel tiempo no se llevaba a las niñas al cine, ni al teatro, ni a los deportes. Ni existía el aeroplano. ¡Cuántas de ellas, las hemos visto todas, se entretuvieron con la mesita de planchar liliputiense, sudando gruesas gotas y quemándose los deditos!
Es un hecho que no fue una condición generalizada, pero sí un imaginario ideal. La creciente clase media y trabajadora no contaba con los recursos ni con los cuartos suficientes para albergar un ejército de empleados para el apoyo en las faenas domésticas. Las dimensiones de las casas modernas, por lo tanto, se modificaron al eliminar las habitaciones para el personal de apoyo doméstico, a veces compuesto de familias enteras que, por lo general, vivían al fondo de las viejas casonas. Los nuevos programas arquitectónicos contemplaron por lo menos una habitación en el último piso, con servicios sanitarios independientes y que servía también de bodega y lavandería.
La casa sin criados está perfeccionándose rápidamente por el progreso moderno, que hace que los trabajos domésticos se faciliten o supriman por completo por medio de una infinidad de implementos automáticos.
La casa, paulatinamente, se transformó para poder albergar los novedosos objetos modernos, inventados para ejecutar las diversas tareas de limpieza, preparación y conservación de alimentos, y cuidado de la ropa. Además, con la iluminación eléctrica, las horas de las veladas se prolongaron. Otros inventos surgieron, encargados de la diversión familiar: primero el radio y el fonógrafo, durante la década de los años veinte, y la televisión después, los cuales contaron con un lugar privilegiado en la estancia. Junto . Se diseñaron muebles especiales, consolas y gabinetes que comenzaron a desplazar las vitrinas polvorientas cargadas de recuerdos y esculturas. Novedosos fueron también los diseños de los muebles de baño con agua corriente, así como el calentador, las tinas, los escusados y las regaderas, que entraron a formar parte del interior de la casa, en lugar de las letrinas ubicadas en el sitio más alejado del terreno, para convertirse en espacios ricos en decoración y lujo, aunque con cierto sabor “local”,
Se decía que el baño de regadera era masculino y el baño de tina femenino, pero ahora las cosas han cambiado de tal modo que hasta el baño de regadera es cada día más femenino, para ir de acuerdo, sin duda, con el cabello corto.
Una habitación destinada a usos mixtos de limpieza corporal sintetizaba un ideal de progreso y la cúspide de las ideas de higiene y salud.
Exigid cuarto de baño a pleno sol, una de las habitaciones mayores de la casa, el antiguo salón, por ejemplo. Una pared llena de ventanas que, si es posible, den sobre una terraza para baños de sol; lavabos de porcelana, bañera, duchas, aparatos de gimnasia.
También la cocina cambió su ubicación dentro de la casa. La cocina moderna se acercó al acceso principal y dejó de ser un lugar oscuro exclusivo para la preparación de alimentos y punto de reunión de los empleados domésticos. Su concepción se transformó.
Estas viejas cocinas ya han pasado […] la cocina ya no es un
De esta manera, las dimensiones de la zona de almacenaje de enseres, así como de preparación y cocción de alimentos, se redujeron para albergar hornos, estufas, gabinetes, refrigeradores, batidores, mezcladoras y una serie de utensilios cada vez más elaborados que prometían eficacia, higiene, sencillez y rapidez.
Pero cuando se implanten las estufas eléctricas, provistas de termómetros con temperaturas absolutamente controlables y con las pantallas que impidan llegar el calor a la persona que está preparando los alimentos, este trabajo será verdaderamente agradable aun para las personas de edad avanzada y de constitución delicada.
Las cocinas fueron el reflejo mismo de la búsqueda moderna del rendimiento máximo del espacio y del funcionamiento de la máquina para habitar “que sirva para la economía de vuestros movimientos, de vuestras órdenes, de vuestros pensamientos”.
Hay dos clases de operaciones principales, por una parte la limpieza y por otra la preparación de alimentos. Cada aparato del equipo de la cocina sirve para alguna de estas dos operaciones, de tal modo que el arreglo debe ser eficiente y lógico, evitando innumerables pasos y haciendo el trabajo en condiciones más agradables […] Para la preparación se necesitan las alacenas […] el refrigerador […] la bodega, una mesa de trabajo con utensilios pequeños a la mano, la estufa, una mesa de servicio con calentador de platillos y un acceso directo a la mesa del comedor. Para limpiar se necesita también un refrigerador, depósito de desperdicios, fregaderos y un trastero con acceso directo a la mesa del comedor desde el último trastero.
La influencia de la mujer, desde las paredes del hogar, como la dueña de la casa, también transmitía al personal de servicio doméstico femenino su conocimiento y, de alguna manera, una forma de educación sobre libertades y derechos. Así, las ideas permearon en varios sentidos, desde las bases y los estratos sociales menos acomodados, pero también desde esferas más preparadas. Ciertas ideas sobre la fuerza femenina y su valor en el equilibrio de un hogar tradicional comenzaron a aflorar y colocaron a la mujer ama de casa como punto neurálgico social de la novedad y vanguardia.
El hombre puede construir una casa, pero es su mujer la que la transforma en el hogar y muy a menudo un hombre concibe una casa con una estructura impresionante que le da importancia a los ojos de los amigos y de sus vecinos […] Pero la mujer considera la casa como un instrumento, o mejor dicho, una cosa de uso diario. Para ella la casa es una herramienta que le proporciona confort; y realmente ha habido razón para decir que las mujeres pertenecen al sexo práctico.
La casa mexicana moderna, planteada como tal por el gremio constructor nacional, no solamente tenía que cumplir con la funcionalidad de un artefacto. Su solución implicó una adaptación local de las influencias extranjeras y las costumbres locales.
La solución del plano de la distribución de la casa es otro punto capital y realmente conservar las distribuciones de los patios, con los servicios de recepción y de habitación mezclados e indefinidos, como sucede en las casas coloniales, tiene el defecto de poco prácticos y poco cómodos para nuestra época […] encontrar una solución intermedia entre la española y la americana o la europea, es decir, tener en una misma planta la recepción y la habitación de la casa, pues las plantas en varios pisos son notoriamente incomodas para las costumbres de la mujer mexicana, que es quien habita de continuo la casa y goza o sufre sus comodidades o sus defectos.
Los nuevos objetos, algunos fantásticos e imposibles, permitieron echar a volar la imaginación de los arquitectos sobre cientos de diseños que quedarían en el papel. Fue, en realidad, la entrada de la electricidad la gran transformadora y aliada de la mujer.
La instalación permanente de una casa moderna:
Comedor: limpiador al vacío, estufas para hacer kequis [
Recámara: limpiador al vacío, secador de pelo, vibradores, rizador de cabello, contacto para Rayos Ultravioletas, abanico eléctrico, calentador de leche y algunos otros.
Cocina: planta eléctrica, lavador de platos, estufa, calentador de platos, abanico ventilador, molinos de café, molinos de pan, carne y otras cosas, refrigerador, heladera, batidores, motores para cortar verduras, agua caliente y otros.
Lavandería: máquina de lavar, planchador, planchas eléctricas, secador de ropa y otros contactos para máquinas de coser, para juguetes, para limpiar pisos, etc.
El espacio público y los ámbitos fuera de las paredes del hogar también tuvieron que transformarse debido a la creciente participación femenina en actividades sociales y productivas. De manera independiente, y alejándose cada vez más de la protección masculina, fue cada vez más común el transitar femenino por las calles, solas, sin ser juzgadas por la parte más conservadora de la sociedad. Las ciudades, triunfos y ejemplos máximos de la sociedad postindustrial, fueron tomadas por las mujeres. Las industrias tuvieron que adaptarse para poder alojar zonas específicas para las mujeres y crear infraestructura para albergar a los niños más pequeños en las horas de trabajo. Las mujeres se apoderaron de los cafés y espacios recreativos para la socialización, salas de té y clubes. Comenzaron a fumar, beber y reír en público, a opinar y discurrir sobre temas considerados exclusivamente masculinos. Se aventuraron a asistir a cinematógrafos, teatros, muestras de arte, sin la forzosa necesidad de compañía masculina. Entablaban conversaciones y discusiones sobre arte, pintura y arquitectura en cualquier círculo intelectual. Las mujeres famosas de la época, como Anita Brenner, Guadalupe Marín, , Nahui Ollin, Tina Modotti, Frida Kahlo, entre otras formaron parte del círculo de intelectuales, en el que pintores, artistas y filósofos compartían y discutían a la par.
El tercer síntoma de cambio fue el hecho de que se prestara mucha más atención pública a las mujeres como un grupo de intereses y aspiraciones especiales [que] como individuos. Sin duda, el olfato de los hombres de negocios fue el primero que captó el aroma del mercado específico -por ejemplo, las páginas dedicadas a la mujer de clase media baja en los nuevos periódicos de masas y las revistas dedicadas a las muchachas jóvenes y a las mujeres de mayor edad-, pero incluso el mercado supo apreciar el valor publicitario de tratar a la mujer no sólo como consumidora, sino también como persona de éxito.
Es verdad que en México el proceso de cambio ha sido paulatino pero lento; la mujer emancipada, aun hoy, causa recelo en ciertos sectores de la sociedad. Sin embargo, mucho se ha avanzado para igualar la situación. Lo que sí ha cambiado es aquella versión de las primeras décadas del siglo XX en la que a la mujer se le consideraba débil e indefensa.
Presentamos a la mujer en toda su indignante indefensión, económica y social, acorralada de una feroz jauría de prejuicios, extramuros de los Poderes y de los Códigos, y sola frente a multitud de peligros.
La vida en las ciudades era considerada peligrosa para las mujeres solas, tan es así que, debido al acoso, se promulgaron leyes, emanadas y demandadas desde el movimiento feminista, para protegerlas. Desgraciadamente, la conciencia colectiva no ha logrado aún superar la violencia de género. Se ha logrado mucho, es cierto, pero todavía no se ha logrado una igualdad de derechos y el reconocimiento social total que permitan al sector femenino transitar sin temor a ser agredido. En ello se debe seguir trabajando.
No fue casualidad que las páginas sobre arquitectura, terrenos y adelantos tecnológicos en México estuvieran junto a las páginas femeninas: fue una gran estrategia publicitaria, ya que las más beneficiadas por el pensamiento moderno fueron las mujeres y, por lo tanto, las mejores promotoras dentro de sus familias. Para las mujeres representó la libertad frente a un sistema que nulificaba el valor femenino y les negaba el sitio natural en la sociedad. Sin embargo, los espacios ganados por las mujeres también han creado confusión en los cambios de roles, que han modificado las estructuras sociales tradicionales. Estos cambios probablemente tendrán consecuencias arquitectónicas y urbanas futuras que aún son desconocidas.
Políticamente hablando, los movimientos de emancipación feministas comenzaron a tener éxito cuando fueron integrados a otros de emancipación universal e hicieron frente común con otras protestas sociales.
Los movimientos socialistas ofrecían el medio más favorable para que las mujeres, al margen de las actrices y algunas hijas muy favorecidas de la élite, desarrollaran su personalidad y su talento. Pero, lo que es más importante, prometían una transformación total de la sociedad que, como sabían las mujeres realistas, sería necesaria para cambiar el viejo modelo de la relación entre los sexos.
Así, no es del todo tangencial la importancia del tema en un acto que tuvo lugar en la Ciudad de México en 1925, cuando se organizó el Congreso Internacional de las Mujeres.
El hecho de aceptar los derechos de la mujer fue considerado como un signo de progreso, que reflejaba, además, los ideales del buen revolucionario mexicano comprometido con el bienestar social. Un ejemplo clave fue el apoyo al movimiento feminista en Yucatán. Los ideales feministas encajaban con las tendencias y los ideales socialistas del gobierno de Felipe Carrillo Puerto, ya que su hermana, Elvia, fue una de las exponentes y militantes más importantes del feminismo y de los derechos políticos de las mujeres en el país.
El triunfo del proyecto social de Plutarco Elías Calles también se debió al apoyo de las Ligas Feministas, ya que “satisface las aspiraciones de la clase obrera, ansiosa de llegar a su más completa emancipación económica, social y política”.
Los hombres de la Revolución han mirado siempre con creciente interés la labor de un gran sector de nuestras mujeres que, manumitiéndose y aun enfrentándose a los prejuicios sociales y religiosos, han estado organizándose, orientándose hacia una naciente tendencia de acción, señalando una aspiración manifiesta y un propósito definido de adquirir ingerencia [
El discurso de la mujer revolucionaria, moderna y liberada, tuvo también un enfoque anticlerical, ya que el argumento principal utilizado en plena época del conflicto religioso fue que la mujer de clase media era víctima del yugo de la “clerecía de Roma que pérfidamente ha aprovechado para engañarla […] y hacerla adicta a su causa […] para hostilizar constantemente a la Revolución.
Sin embargo, todo el ideal moderno y liberador no fue equitativo ni permeó en todos los ámbitos culturales y sociales al mismo tiempo. La formación profesional femenina como arquitecta fue un tema discutido, en el ámbito mundial, en los congresos internacionales. Un ejemplo de ello se publicó en la revista
Finalmente, los estudios de género deben abordar la complejidad del alcance social de una manera global. Aquellos cambios, aparentemente secundarios, fueron, como el caso de la introducción paulatina de las nuevas tecnologías, los que impulsaron la vorágine transformadora. Con diferentes ritmos, tiempos e intensidades, aún se sigue luchando y trabajando para resolver problemáticas de una nueva cultura equitativa global que reconozca la condición humana, como especie y más allá de género, raza, color o credo, como un derecho equitativo de garantías y con presencia reconocida universal.
Ver, por ejemplo, María Teresa Fernández Aceves,
Eric Hobsbawm ubicó el inicio del periodo que denominó como emancipación de la mujer en las últimas dos décadas del siglo xix, un fenómeno modesto que fue tomando fuerza con el paso de las décadas. La primera manifestación de cambio palpable fue la reducción de las tasas de natalidad y mortalidad. Eric Hobsbawm,
Eric Hobsbawm,
Anna Staples, “Mujeres ilustradas, siglo XIX”, en Patricia Galeana y otros,
Eric Hobsbawm,
Mark Sullivan,
Eric Hobsbawm,
F. Scott Fitzgerald,
Para ampliar el estudio de las páginas sobre arquitectura e insertos dominicales, ver María de Lourdes Díaz Hernández,
“Nuevos aparatos eléctricos que proporcionan nuevas comodidades para el hogar”,
“La ciencia práctica del lavado y del planchado en casa”,
“La casa sin criados según H.G. Wells”,
“El cuarto de baño debe ser atractivo,
“Algo sobre los baños de regadera”,
Le Corbusier,
“Algunos diálogos caseros acerca del confort para la mujer, el hombre y el niño”,
“La casa sin criados…”.
Le Corbusier,
“Mi cocina casi futurista”,
“El arreglo de la cocina es un verdadero problema arquitectónico”,
“Algunos diálogos caseros…”.
Guillermo Zárraga, “Entrevistas con nuestros arquitectos y el porvenir del arte doméstico nacional (entrevista a Roberto Álvarez Espinosa)”,
Sobre las reuniones cotidianas y eventos de estas mujeres, ver Susannah Joel Glusker (ed.),
Eric Hobsbawm,
Cristóbal de Castro,
Ver los distintos estudios en Patricia Galeana y otros,
Eric Hobsbawm,
Editorial, “La convención femenina será todo un éxito”,
Editorial, “La convención femenina…”.
Alina, “El hogar del futuro”,
Editorial, “La convención femenina será todo un éxito”
La primera labor de la Liga Feminista “Rita Cetina Gutiérrez”, fundada en 1919, fue la campaña de alfabetización de las mujeres. Alina, “La Liga “Rita Cetina Gutiérrez”,
Alina, “El hogar del futuro”.
Gabriela Cano, “Sufragio femenino en el México posrevolucionario”, en Patricia Galeana,
Susana Betancourt, “La mujer en el Congreso”,
Alina, “La mujer y la Campaña Presidencial”,
Manuel Amábilis,
Manuel Amábilis,
Manuel Amábilis,
Alfonso Pallares “La mujer arquitecto”,
M. Quintana Bertran, “Efemérides arquitectónicas notables”,
Margarita Chávez de Caso, “Colegio de Arquitectos de México”,
Ejemplos de los primeros artículos escritos por mujeres en revistas especializadas de arquitectura: Inés Amor, “La pintura mexicana en Norteamérica”,