En este artículo se indaga en las percepciones teóricas de los conceptos territorio y territorialidad para comprender los procesos de los individuos inmersos en una transformación territorial constante. Se formuló una metodología de investigación narrativa para conocer los elementos cualitativos que caracterizan el territorio y la territorialidad con el fin de abordar las demandas arquitectónicas de la comunidad Sauceda de la Borda, Zacatecas.
In this article, we sought to investigate the theoretical perceptions of the concepts of territory and territoriality in order to get closer to understanding the process in which individuals are immersed in a constant transformation of the territory. A methodology of narrative research is formulated to better understand the qualitative elements that characterize the territory and territoriality to address the architectural demands posed by the community of Sauceda de la Borda, Zacatecas.
La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y sus facultades generan vínculos con la comunidad; al hacerlo, muestran desde el principio un interés innegable por la creación, la reflexión y el intercambio de conocimientos con la sociedad. En el caso específico de la Facultad de Arquitectura, se busca que el alumno sea capaz de identificar las relaciones de los espacios construidos con el entorno, así como su impacto utilitario, estético, social y cultural. Actualmente, trabajamos con una comunidad de Sauceda de la Borda en el municipio de Vetagrande, Zacatecas, como parte de un proyecto del Departamento de Servicio Social y Prácticas Profesionales, en conjunto con el Colectivo Universitario de Arquitectura Aplicada. Esta investigación forma parte de nuestra tesis para obtener el grado de licenciado en Arquitectura.
Para indagar en los límites teóricos de los conceptos territorio y territorialidad, y comprender los procesos de los seres humanos con un entorno en constante transformación, formulamos una metodología de investigación narrativa basada en la creación artística. De tal suerte, proponemos profundizar en los elementos cualitativos que caracterizan la territorialidad de la comunidad de la Escuela Media Superior a Distancia (EMSAD) de Sauceda de la Borda para conocer a profundidad las demandas durante el proceso de diseño arquitectónico.
A partir del territorio es posible comprender el espacio construido. Esto se logra por medio de las vivencias, las experiencias y las memorias de determinada sociedad o de cierto individuo. Para conseguir lo anterior, el espacio no debe concebirse como una realidad absoluta, sino como una construcción mental de los individuos basada en la representación natural que nos hacemos de la realidad.
El objetivo de esta investigación es comprender cómo se entiende el territorio para construir una base teórica útil con el fin de abordar la demanda arquitectónica de la sociedad. Para esto haremos un recorrido teórico por los conceptos implicados desde los pensamientos fenomenológico y constructivista de distintas áreas sociales. De ahí que vayamos a utilizar dos ejes metodológicos: la Investigación Basada en las Artes (IBA) y la Investigación Narrativa. Así pues, dirigiremos el proceso artístico como herramienta desencadenante de elementos cualitativos de nuestra realidad directa,
También queremos que el entendimiento del territorio ayude a conformar la identidad y que la noción de territorialidad sea una base teórica útil para abordar la demanda arquitectónica de la sociedad. Así destacaremos la importancia de concebir el territorio como una materia prima abordable desde múltiples visiones conceptuales y no sólo como un simple insumo del desarrollo geopolítico.
Empleamos tres instrumentos de recolección de datos cualitativos: entrevista abierta no estructurada (historia de vida),
De ahí que se desarrollen ejercicios biográficos de producción artística, con lo que se busca plasmar la interpretación individual del habitante sobre su entorno geográfico, la representación de espacios de importancia para el entrevistado, sus experiencias más importantes a lo largo de su vida y la posible representación de lo que se espera como resultado del proyecto arquitectónico solicitado. Por tanto, este ejercicio es, en principio, un relato entre el entrevistado y el entrevistador.
Dichas actividades se llevaron a cabo con materiales de expresión artística: papel, colores, plumones, cinta adhesiva y pegamento. Así se propició la libertad de expresión del entrevistado, lo cual dio como resultado un objeto plástico que permite interpretar sus cualidades culturales y sociales.
El relato funge como soporte de análisis de las narrativas textuales y gráficas presentadas en distintos formatos. Con esto se pretende generar un nuevo sujeto de conocimiento, el sujeto performativo, con el cual la narración habla a partir de la experiencia de un fenómeno, es decir la interpretación que surge de la vivencia del mismo.
Las principales ventajas al aplicar estos tres instrumentos de recolección de datos cualitativos fueron tratar temas como las motivaciones, las creencias y las actitudes de cierta población y ampliar la visión del problema, ya que el individuo tiene una participación directa cuando aporta sus experiencias. Creemos que esta metodología permite que el investigador tome acciones en el momento de la recolección de datos. Por otra parte, como principal desventaja, encontramos que las conclusiones no son generalizables pues sólo describen a la comunidad estudiada.
Las imágenes mentales que produce la comunidad y que se representan mediante las herramientas mencionadas dan una idea de su entorno social. Por eso los resultados son una representación psicosocial, cultural y simbólica, individual o colectiva, que se desprende de la apropiación cotidiana del espacio habitado. Con este material el arquitecto-investigador puede localizar ciertos puntos de referencia, en los cuales las relaciones y las prácticas socioculturales se intensifican y surge el arraigo colectivo. Y es en estos puntos que se establecen raíces y redes culturales de identidad.
Al acercarnos al proceso creativo del arquitecto, nos percatamos de que está cargado de expresiones basadas en vivencias personales y de la sociedad a la cual pertenece. De ahí que la obra arquitectónica resignifique sus características objetivas y gane cualidades subjetivas de los imaginarios colectivos del profesionista y de la comunidad en que se desarrolla.
Con el recorrido teórico por los conceptos específicos del pensamiento fenomenológico y de las diversas disciplinas sociales, se ambiciona rescatar la noción de territorio de Sóla-Morales:
no sólo es un sistema de espacios habitables, con una determinada topografía, sino que también es un punto de partida, el lugar de encuentro de la actividad formativa, que es al mismo tiempo la arquitectura y la ciudad en cualquier sentido que podamos dar a estos términos.
De lo general a lo particular, nos apoyamos en una perspectiva geográfica-política de Benedict Anderson. Ésta no niega a las naciones como construcciones sociales por parte de entidades políticas soberanas, con límites espaciales y extensiones demográficas antes que orgánicas, ni intenta distinguir a las comunidades imaginarias dentro de la realidad; más bien se aproxima al concepto desde la dilucidación del imaginario como proceso de construcción popular, mediante el cual los habitantes comparten una nacionalidad común:
It is imagined because the members of even the smallest nation will never know most of their fellow-members, meet them, or never hear of them, yet in the minds of each lives the image of their communion.
Asimismo, la construcción nacional de memorias, los museos, las biografías y los mapas, así como el rol de los censos nacionales, ayudan a la generación de comunidades imaginadas según Anderson. En el trabajo doctoral de Tongchai Winichakul se afirma que los mapas contribuyen al logotipo de un espacio político y a la familiarización de la gente con las nociones de soberanía y comunidad nacional.
Así pues, Euan Hague, apoyado en Steven D. Hoelscher, recurre a Benedict Anderson para explicar qué formas específicas de imaginar son utilizadas por las élites para producir lugares e identidad entre la comunidad. Por eso buscamos estrategias para la apropiación del espacio con el mismo interés que Anderson:
What does it matter that a nation is a imagined community? The issue must be to show the work needed to produce and maintain that imagination, how this impacts on people’s lives, and how power to enforce the national community that is imagined shapes behaviors across time and space.
Para hablar del territorio como concepto es necesario abordarlo desde las disciplinas vinculadas con la evolución de las sociedades y los asentamientos humanos: geografía, sociología, antropología, arte, etcétera. El territorio es un elemento que comenzó a utilizarse en la geografía y otras ciencias sociales a partir de 1960; antes sólo se empleaba en relación con la soberanía o para referirse a los límites de jurisdicción de un país o de sus unidades administrativas, por lo cual era especialmente relevante para la geografía política. Posteriormente, se llenó de contenido hasta distinguirse como un concepto que abarca la dimensión social.
El espacio geográfico visto como sinónimo de territorio es un eje fundamental de las ciencias sociales. Se entiende como el sistema en que interactúan los factores físico-bióticos y humano-culturales expresados en el objeto de estudio de la ciencia geográfica como parte de la cultura y como conformadores de la sociedad. El concepto de apropiación se considera a partir de su dualidad: por un lado, desde la acción-trasformación, la cual entronca con la territorialidad y el espacio personal, tal como anotan Tomeu Vidal y Enric Pol sobre el texto de Irving Altman; por otro, desde la identificación simbólica, que se vincula con los procesos afectivos, cognitivos e interactivos.
En el ámbito de la arquitectura, el territorio puede interpretarse siguiendo a José Rosas, decano de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Estudios Urbanos de la Pontificia Universidad Católica de Chile:
[…] la manifestación profunda de una estructura de ocupación del suelo con sus consecuentes lógicas de distribución de infraestructuras y tipologías edificatorias que un asentamiento humano, cargado de historias e imaginarios, proyecta sobre una determinada realidad física.”
También es posible considerar como territorio el proceso por el cual el espacio se convierte en lugar o espacio simbólico cargado de significados compartidos por diferentes grupos sociales, a partir del cual se desarrollan aspectos de la identidad relacionados con la permanencia, la seguridad y la satisfacción. Éstos, desde luego, se derivan de la necesidad de permanecer en el lugar. Así pues, el simbolismo se observa, ya sea como una propiedad inherente a la percepción de los espacios, o bien en las personas que cargan de significado un lugar. De igual forma, el espacio simbólico está constituido por los elementos de determinada estructura urbana, la cual se entiende como una categoría social que identifica a un grupo asociado con el entorno.
Al adentrarse en la investigación del concepto territorio, destaca cómo desde la sociología se ha hecho énfasis en cuanto a espacio administrativo y político. Con dificultades para definir agendas, las ciencias políticas encontraron en comunidad un punto de conflicto al momento de pensar la vida citadina y la cultura urbana, sobre todo en el intento por definir sus bordes. ¿Cómo efectuar la adscripción a un barrio, a una ciudad o a una localidad? ¿Quiénes conforman la representación de una comunidad urbana y desde dónde la construyen? Imponer una visión con límites claros es una de las cuestiones que la investigación del concepto territorio tiene como fin; los límites, por lo general, se funden con los marcadores administrativos ya que éstos guardan más proximidad con el sentido común, lo que permite al investigador reducir complejidades para el estudio empírico por no requerir de definiciones socialmente conflictivas en cuanto a marcadores inmateriales.
Dentro de la localidad que nos ocupa se percibe inquietud por las complicaciones que una delimitación territorial no visible genera, lo cual expresa la noción de territorio desde la perspectiva de la comunidad escolar de la preparatoria. A esto contribuyen las complicaciones para la localización de un nuevo plantel, los problemas entre directivos, profesores, alumnos y padres de familia y las dificultades para coordinarse con el gobierno local y el orden jerárquico burocrático que rige al sistema educativo local. Hablamos específicamente del área de Planeación del Colegio de Estudios Científicos y Tecnológicos del Estado de Zacatecas, organismo que se supedita al Colegio de Bachilleres del Estado de Zacatecas. La suma de todo lo anterior revela una falta de identidad territorial respecto de un espacio que geográficamente se encuentra dentro de los límites políticos y de jurisdicción de Sauceda de la Borda.
Tras un primer acercamiento con el profesorado de la institución educativa que nos atañe, percibimos que el imaginario colectivo de este gremio no pretende formar comunidad ni sociedad, ya que las territorialidades o maneras en que cada uno de ellos se apropia del territorio no se pueden coordinar o yuxtaponer.
De tal suerte, se evidencia la falta de sustento para conformar un territorio por parte de la comunidad de Sauceda de la Borda. Es necesario indagar de qué manera sus integrantes pueden construir socialmente un territorio hegemónico para abrirse a la posibilidad de construir un nuevo plantel que albergue a las comunidades de otros municipios. En este sentido, resulta pertinente el interés por conocer las diversas territorialidades de esta sociedad, debido a que -como se señala en los antecedentes estipulados por Rosas sobre el concepto territorio- es necesario acercarse a las historias y los imaginarios proyectados sobre la realidad física de Sauceda de la Borda para aproximarnos a su territorio y abordar el proyecto arquitectónico del nuevo plantel educativo adecuadamente.
Desde una perspectiva urbanística, Reyes-Guarnizo menciona varios conceptos fundamentales para entender la conformación del territorio en América Latina. Es a partir de un recorrido por los imaginarios colectivos y las representaciones sociales hasta la conformación del territorio que se puede responder a la pregunta que el concepto de apropiación del espacio genera: ¿cuál es la relación que existe entre espacio simbólico, identidad y apego al lugar? He aquí la articulación entre lo que significan los lugares para las personas.
Para Reyes-Guarnizo, la apropiación del territorio se entiende como el proceso cultural por el cual el espacio se convierte en lugar (espacio simbólico, cargado de significados compartidos por diferentes grupos sociales): ya que como producto social, es a partir de ésta que se transforma.
El espacio geográfico es un producto social, no hay sociedad que no cuente con un territorio, parte esencial de su patrimonio, reflejo de su evolución histórica, dado esto el territorio se encuentra definido sólo en un determinado tiempo y espacio.
Según Danilo Valbuena, la territorialidad contiene la condición implícita de apropiación, es decir que el modo de pertenencia se corresponde con el territorio de arraigo. Esto implica una relación entre el hombre, su cultura, la sociedad y el entorno que habita.
La sociología ha puesto énfasis en el concepto territorio en términos de espacio administrativo y político. Sin embargo, en este proceso se ha encontrado con conflictos al pensar la vida en sociedad y la identidad cultural, así como al definir los bordes de una comunidad. De ahí que surja un par de preguntas: ¿cómo definir la adscripción a un barrio, a una ciudad o a una localidad?, ¿quiénes conforman la representación de una comunidad urbana? y ¿desde dónde se construye esta representación social?
Imponer una visión de límites territoriales es una de las cuestiones que la investigación del concepto territorio tiene como fin; mayoritariamente, éstos se funden con los marcadores materiales pues guardan una gran proximidad con el sentido común, lo que permite al investigador reducir complejidades para el estudio empírico al no requerir de definiciones socialmente conflictivas de marcadores inmateriales.
En tanto que la territorialidad es un concepto que abarca los valores subjetivos y objetivos del espacio, y no sólo sus características físicas sino también sus cualidades sociales, permite el análisis del entorno físico e ideológico, construido y modificado por el hombre, a lo largo del tiempo. Igualmente, estructura elementos del imaginario colectivo; la construcción de la representación social y cultural de cierto espacio. En ello radica la importancia de considerarla materia de estudio, herramienta de diseño y medio de representación e interpretación.
A partir del territorio es posible comprender el espacio construido mediante experiencias y recuerdos de cierta sociedad o comunidad. Esto se logra al considerar el espacio no como una realidad absoluta, sino como una construcción mental de los individuos basada en la representación natural que nos hacemos de la realidad.
Debe tenerse claro que la búsqueda de los límites del territorio social puede resignificar el entorno a partir de elementos físicos construidos desde la interpretación de la territorialidad por parte de la comunidad que la habita. De ahí que sea de suma importancia elaborar herramientas basadas en los ejes que se enfocan en las interpretaciones del hombre en comunidad. Por ello, durante esta investigación, se propuso ocupar ejes metodológicos desarrollados por disciplinas de las ciencias sociales y aplicados frecuentemente en el estudio de vivencias del desarrollo educativo.
Finalmente, las imágenes presentadas a manera de investigación etnográfica no buscan reforzar el texto de las narrativas ni ilustrar el artículo; más bien constituyen un relato autónomo con el fin de establecer nuevas interpretaciones. A partir de una analogía con la autoetnografía, no se busca “hablar de nosotros,” sino “desde nosotros,” lo que se liga directamente con la fenomenología de la experiencia.
La investigación es parte de la tesis
Cristòfol A. Trepat y Pilar Comes,
F. Michael Conelly y D. Jean Clandinin, “Relatos de experiencia e investigación narrativa,” en Jorge Larrosa (ed.),
Tom Barone y Elliot W. Eisner,
Tomás J. Campoy Aranda y Elda Gomes Araújo, “Técnicas e instrumentos cualitativos de recogida de datos,” en Antonio Pantoja Vallejo (coord.),
David Silverman,
Tami Spray, “Performing Autoethnography: An Embodied Methodological Praxis,”
Ignasi de Solà-Morales,
Benedict Anderson,
Tongchai Winichakul,
Euan Hague, “Benedict Anderson,” en Phil Hubbard y Rob Kitchin (eds.),
Ver Enric Pol Urrútia y Tomeu Vidal Moranta, “La apropiación del espacio: una propuesta teórica para comprender la vinculación entre las personas y los lugares,”
José Rosas, “Territorializar la arquitectura,”
Horacio Capel, “Las ciencias sociales y el estudio del territorio,”
Andrea Bibiana Reyes-Guarnizo, “De los imaginarios colectivos a la apropiación del territorio: un recorrido conceptual”,
Danilo Rodríguez Valbuena, “Territorio y territorialidad: nueva categoría de análisis y desarrollo didáctico de la geografía,”
Horacio Capel, “Las ciencias sociales.”
José Rosas, “Territorializar la arquitectura,” 10.
Cristòfol A. Trepat y Pilar Comes,
Fernando Hernández Hernández, “La investigación basada en las artes. Propuestas para repensar la investigación en educación,”