LOS DESAFÍOS DE LA FISCALIZACIÓN ELECTORAL DE CARA AL 2006

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Lorenzo Córdova Vianello

Resumen

La democracia ha sido definida por Norberto Bobbio, siguiendo una larga tradición de pensamiento, como el “poder en público”, entendiendo por esto el conjunto de situaciones y condiciones institucionales “que obligan a los gobernantes a tomar sus decisiones a la luz del sol y permiten a los gobernantes ‘ver’ cómo y en dónde las mismas se toman”. Esta es una característica de la democracia desde que en la Atenas clásica el pueblo se reunía en el agorá para decidir abierta y, por ello, públicamente, los asuntos concernientes al gobierno
de la ciudad. Como sostiene el mismo Bobbio, “en el paso de la democracia
directa a la democracia representativa —de la democracia de los antiguos a la democracia de los modernos— desapareció la reunión en la plaza, pero no la exigencia de «visibilidad» del poder, que se satisface de otra manera, a través de la publicidad de las sesiones del parlamento, con la formación de una opinión pública a través del ejercicio de la libertad de prensa, con las declaraciones que los líderes políticos hacen a través de los medios de comunicación...”, con los informes que, al menos en el caso específico de nuestro sistema político, deben presentar públicamente varios funcionarios, en primer lugar el Presidente de la República, ante el Congreso, etcétera.

Si la existencia del secreto era uno de los medios —probablemente
el fundamental— para actuar la razón de estado, si la existencia de los
arcana imperii era uno de los pilares del poder absoluto, la democracia
se plantea, por el contrario, como el régimen que se funda, por excelencia,
en la transparencia del ejercicio del poder y en la rendición de
cuentas de los gobernantes.
Históricamente, el secreto, la opacidad en la toma de las decisiones y
la falta de transparencia en la acción gubernamental han constituido
instrumentos centrales para el ejercicio de un poder discrecional y concentrado.
El secreto puede definirse así como la esencia más íntima del
poder concentrado. Un poder democrático, por el contrario, es un poder
distribuido en varias manos, aquí son los electores quienes tienen en
sus manos el derecho-poder de decidir quién va a tomar las decisiones
colectivas y, en todo caso, los espacios en los que éstas van a ser adoptadas
involucran a varios órganos del Estado y a diversas personas.

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Cómo citar
Córdova Vianello, L. (2017). LOS DESAFÍOS DE LA FISCALIZACIÓN ELECTORAL DE CARA AL 2006. Revista De La Facultad De Derecho De México, 56(245), 33–59. https://doi.org/10.22201/fder.24488933e.2006.245.61684